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Foto del escritorAngelita Diaz

Los germinados: Propiedades y cómo hacerlos

Los Germinados: el alimento "vivo" más antiguo. Comer semillas germinadas es comer vida. Es incorporar auténtica energía vital concentrada a todas las células del cuerpo, favoreciendo la salud...

LOS GERMINADOS: EL ALIMENTO "VIVO" MÁS ANTIGUO


Comer semillas germinadas es comer vida. Es incorporar auténtica energía vital concentrada a todas las células del cuerpo, favoreciendo la salud y alargando la vida. Los germinados son un regalo de la naturaleza que podemos cultivar nosotros mismos.

Los germinados son alimentos vivos y esto aumenta su valor nutricional que se mantiene intacto hasta el momento en que se come. Su riqueza en enzimas, clorofila, aminoácidos, minerales, vitaminas y oligoelementos vivos los convierte en alimentos completos que contribuyen a corregir las carencias de la alimentación moderna.

Al germinar muchas semillas -de cereales o leguminosas- se convierten en un alimento


fácilmente asimilable porque liberan todos los nutrientes encapsulados y mejoran el valor nutricional de la propia semilla, de la planta o del fruto a la que hubiera dado lugar. Los brotes son un alimento predigerido, por lo tanto ayudan a su propia digestión. Resultan adecuados para estómagos delicados y permiten al organismo que descanse y se regenere.

Se pueden cultivar y conservar fácilmente en casa, por lo tanto son muy económicos, además de tener la seguridad de consumir un producto que no ha sido adulterado ni rociado con insecticidas o fertilizantes químicos, se puede disponer en cualquier época del año con la garantía de que sus nutrientes son de alta calidad biológica pues de lo contrario la semilla no germinaría.

El brote entero puede comerse, incluyendo las raíces y hojas. Son sencillos de preparar, y es mejor consumirlos crudos, porque la cocción destruye gran parte de su contenido nutricional. Se comen crudos en ensaladas, salteados, en tortillas o formando parte de diversos platos cocinados, en estos se recomienda añadirlos al final para que no pierdan sus propiedades.

La semilla tiene como estructura básica el germen o embrión y una reserva nutritiva que lo alimentará para que se convierta en la futura planta, todo ello recubierto de una envoltura protectora que es la cáscara o tegumentos. El germen de las semillas es el rudimento de una nueva planta, es decir, en estado de vida latente en espera de condiciones adecuadas para manifestarse; en el momento en que éstas se presentan, la semilla inicia el proceso de germinación.


La germinación es el conjunto de cambios que se producen en una semilla por el cual el embrión pasa de la vida latente a la vida activa, para que nazca y comience a crecer la nueva planta. La reserva nutritiva en todos los granos y semillas, consiste en proteínas, carbohidratos, vitaminas y sales minerales. Estos nutrientes son requeridos por nuestro organismo para su correcto mantenimiento y desarrollo, y se lo proporcionamos mediante los alimentos.

Cuando las semillas germinan su contenido nutricional mejora y aumenta.


¿Qué se necesita para hacer germinar una semilla?

Ponerlas en contacto con agua, calor y aire. Con estos tres elementos, las enzimas llamadas diastasas, se activan y dan lugar a las siguientes transformaciones:

1. Mediante la absorción de agua la semilla duplica su volumen y se rompe la cáscara protectora.

2. Las enzimas se activan y provocan una serie de transformaciones: Las proteínas complejas se transforman en aminoácidos simples, algunos de los cuales son imprescindibles para el ser humano.

El contenido proteico de la semilla queda presente en el germinado, de forma fácilmente asimilable. El almidón se reduce a maltosa y dextrina, azúcares más simples que exigen menos esfuerzo al aparato digestivo, liberan energía más rápido y producen un efecto estimulante.

Se sintetizan abundantes vitaminas y fermentos. Las vitaminas C y E y los minerales calcio, fósforo, hierro, potasio y magnesio se multiplican. Las grasas se transforman en ácidos grasos. Se forma la clorofila, estructuralmente muy similar a la hemoglobina, como ella, lleva oxígeno a las células y es un buen agente desintoxicante y regenerador del organismo.

Los ácidos y las toxinas que de forma natural acompañan a la semilla para su defensa se descomponen. El volumen y el contenido de agua pasa de ser de un 5 a 12% en la semilla a un 70% en el germinado.



Información Nutricional


Aminoácidos esenciales. Los germinados, especialmente de legumbres, proporcionan al organismo proteínas completas que se transforman en los ocho aminoácidos esenciales. La falta de uno sólo de estos compuestos puede favorecer la aparición de alergias, debilidad, mala digestión, deficiencias en la inmunidad o envejecimiento prematuro de las células.

Vitamina C. Una de las sustancias que más aumenta por efecto de la germinación. Los brotes de trigo, lentejas, soya, garbanzos y frijoles son excelentes fuentes de esta vitamina, por ejemplo la soya germinada incrementa su contenido en vitamina C hasta un 100% y los brotes de trigo en un 600% en sólo 5 días.


Betacarotenos (pro-vitamina A). El germinado de alfalfa, por ejemplo, contiene más betacarotenos que el tomate o el pimiento verde y muchas frutas. Los germinados de col y de guisantes también son excelentes fuentes de esta vitamina esencial para el crecimiento, el desarrollo, la buena vista y el aparato reproductor.

Vitamina B. La tiamina (B1), la riboflavina (B2) y la niacina (B3) son abundantes en los germinados de alfalfa, trigo, girasol, centeno y sésamo. Contribuyen al buen funcionamiento del sistema nervioso.

Vitamina E. Esta vitamina actúa como antioxidante celular, es un excelente protector del corazón y un buen tonificante. El trigo germinado llega a incrementar hasta tres veces su contenido.

Vitamina K. Posee propiedades coagulantes, se encuentra en la alfalfa germinada.

Clorofila. Las semillas germinadas que más clorofila sintetizan son las de trigo y las de alfalfa. La clorofila es absorbida directamente por la sangre a través del sistema linfático, en el torrente sanguíneo activa el metabolismo celular, mejora la defensa, resistencia, capacidad regeneradora de las células, y la respiración, entre otras propiedades, potencia los procesos naturales de curación, depura la sangre, frena las infecciones y equilibra la relación ácido-base en el organismo.

Calcio. Los germinados de sésamo proporcionan abundante calcio, también son excelentes fuentes de este mineral los brotes de almendra, girasol, alfalfa y garbanzo.

Potasio. Se encuentra en los brotes de almendras, sésamo, girasol, soya y frijoles.


Hierro. Contienen en cantidades importantes los brotes de alfalfa, fenogreco, lentejas, soya roja y soya verde.

Oligoelementos. Los germinados contienen oligoelementos como el yodo, el zinc, el selenio, el silicio, el cromo y el cobalto.

Enzimas. Cuando se comen crudas las enzimas de las semillas germinadas -llamadas diastasas- facilitan la digestión de la fibra, las proteínas y las grasas.

Digestivos, nutritivos y de bajas calorías. Aportan muy pocas calorías, por ejemplo 100 g de brotes de soya equivalen a 30 calorías.


Información Nutricional de los germinados más consumidos



Cualquier semilla de leguminosa o grano de cereal puede ser germinado, aunque los más apreciados por su ternura y buen sabor son los brotes de: legumbres (frijol mungo, soya, alfalfa), cereales (trigo, cebada) y también de berro, rábano, calabaza, girasol, lino, sésamo, etc.

El sabor es variable, por ejemplo el de alfalfa es muy agradable, el de mostaza es el más picante y el de trigo tiene sabor dulce por los carbohidratos que contiene.

Alfalfa: Completo y más consumido por su agradable sabor. Contiene vitaminas A, B, C, E y K , calcio, magnesio, potasio, hierro, selenio y zinc y los aminoácidos más importantes. Es remineralizante, combate la fatiga y la debilidad.

Arroz integral: Es rico en vitamina B, fósforo, potasio, magnesio, sodio, calcio y silicio. Ayuda a la adecuada conservación de huesos y dientes.

Arvejas: Proporcionan clorofila, proteínas, carbohidratos, fibra, vitamina A, hierro, potasio y magnesio.


Avena: La semilla germinada más recomendable para trastornos nerviosos, depresiones y alteraciones del sueño. Contiene vitaminas B y E, proteínas, carbohidratos, fibra, minerales y un alto contenido en silicio, necesario para el desarrollo de las estructuras musculares, cerebrales y nerviosas.

Berro: Muy adecuado para combatir los síntomas de la fatiga primaveral. Alcaliniza y depura la sangre, neutraliza el exceso de toxinas. Regula el metabolismo. Es rico en hierro, fósforo, manganeso, cobre, zinc, yodo, calcio y vitaminas A, B2, E y C.

Fenogreco: Limpiador sanguíneo y renal, se recomienda para levantar el ánimo decaído y para reforzar el organismo. Estimula las funciones digestivas y hepáticas. Otorga un agradable olor al sudor de quienes lo consumen. Contiene abundante fósforo y hierro.

Garbanzos: Ricos en carbohidratos, fibra, calcio, proteínas, magnesio, potasio y vitaminas A y C. No producen gases durante la digestión.


Lentejas: Retrasan el envejecimiento y son ricas en proteínas, vitamina C y hierro.

Maíz: Alto contenido en magnesio, necesario para conservar la tensión muscular especialmente en el tracto intestinal.

Mostaza: Adecuado para tratar trastornos digestivos como gastritis, enteritis, etc. Rico en vitamina C, proteínas y lípidos.

Frijoles Mungo: Ricos en vitaminas A, C, y complejo B.

Semillas de calabaza: Contienen proteínas, vitamina E, fósforo, hierro y zinc.

Semillas de girasol: Ricas en proteínas, grasas insaturadas, vitaminas B y E, calcio, hierro, fósforo, potasio y magnesio.

Rabanito: Contiene abundante clorofila, útil para combatir digestiones pesadas y para calmar la tos.

Sésamo: Buena fuente de fibra, proteínas, vitaminas B y E, magnesio, potasio, hierro, fósforo y calcio.

Soya verde: Contiene proteínas que dan lugar al aminoácido metionina, de efecto relajante. Fortalece el sistema nervioso y contribuye a rebajar el exceso de colesterol. Rico en vitaminas A, C, hierro y potasio.

Trigo: Rico en proteínas, magnesio, fósforo y vitaminas B y E. Previene infecciones, remineraliza, regenera las células y sirve para tratar trastornos nerviosos.


Propiedades

Los germinados ayudan a prevenir enfermedades o a tratarlas en el caso de que ya se hayan manifestado. Se destacan las siguientes propiedades: Favorecen los procesos de desintoxicación, depuración y eliminación de residuos almacenados en los tejidos o en la sangre.

Fortalecen el sistema inmune. Antioxidantes, combaten la acción de los radicales libres. Estimulan las secreciones del páncreas. Facilitan la digestión, activan los procesos de regeneración y desinflamación del aparato digestivo, revitalizan los mecanismos metabólicos internos.

Mejoran el funcionamiento intestinal, alivian el estreñimiento, fortalecen el intestino y la flora intestinal, contribuyen a eliminar gases y desechos. Rebajan el índice de colesterol. Tonifican el sistema nervioso. Contribuyen a mantener la elasticidad de las arterias y la vitalidad del sistema glandular.

Retrasan el envejecimiento, sus componentes permiten que las células del cuerpo se mantengan jóvenes durante más tiempo. Favorecen el metabolismo por su acción reconstituyente. Su consumo está recomendado en casos de anemia por su riqueza en clorofila, y para personas con el estómago delicado.


Fuente:

Artículo publicado en este link, originalmente por La Bioguia Oficial

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